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La transición energética requiere un sector extractivo transparente y responsable

Declaración a cargo de la Muy Honorable Helen Clark, presidenta del Consejo del EITI

La transición hacia una economía sostenible y descarbonizada está transformando las industrias extractivas. En vista de las profundas implicaciones que tiene dicha transición para los tipos de datos, divulgación de información y diálogos necesarios para apoyar la rendición de cuentas y la buena gobernanza en los países implementadores, el Consejo del EITI, durante la reunión celebrada esta semana, debatió sobre el papel del EITI en la transición energética.

La transición tiene consecuencias de hondo calado para el sector extractivo, y desde luego no será sencilla. El EITI puede facilitarla, ya que los rigurosos datos recopilados para cumplir sus requisitos –cuando se publiquen y usen con responsabilidad– podrán favorecer la comprensión de los itinerarios de transición. El EITI puede, por ejemplo, aportar información sobre las elecciones que será necesario realizar (y las renuncias que estas conllevarán) para tomar decisiones equilibradas, de modo que la transición se gestione correctamente y los grupos vulnerables no se queden atrás. Será preciso contar con un compromiso constante de los gobiernos, la industria y la sociedad civil para encontrar soluciones.

Los autores de los Principios del EITI afirmaron en 2003 que la comprensión de los ingresos y el gasto público por parte de la ciudadanía a lo largo del tiempo podría ayudar a tomar decisiones adecuadas y realistas en favor del desarrollo sostenible. Esta afirmación ha demostrado ser clarividente en el contexto de la transformación energética.

El EITI ha desarrollado un estándar global para la gobernanza de las mejores prácticas en el sector extractivo que en la actualidad se aplica en 55 países. Cada uno de ellos debe tomar decisiones con respecto a la transición energética, unas decisiones que pueden apoyarse en los datos divulgados en cada país a través del EITI. Los países que aplican el EITI utilizan los ingresos procedentes del petróleo, el gas o los minerales para satisfacer las necesidades de sus ciudadanos en materia de energía y desarrollo.

Pese a que la producción de petróleo y gas continuará siendo una fuente de ingresos significativa para muchos de ellos durante un tiempo, el EITI tiene una importante función que desempeñar en la creación de conciencia sobre esta transición, y deberá colaborar con otros socios en esta gobernanza para obtener resultados sostenibles.  Una transición ordenada es asimismo una preocupación clave de las empresas extractivas. Su papel en la provisión de empleo sostenible y su contribución a los ingresos nacionales a través de los impuestos pueden ser considerables.

El EITI no considera la transición energética como una área de actividad nueva y diferente, sino como una contribución que puede realizar, a través de los datos recopilados en el marco de sus procesos, para ayudar a los países ricos en recursos a acometer esta transición tan necesaria.

En la reunión que mantuvo esta semana, el Consejo del EITI alcanzó un acuerdo sobre las cuatro vías de colaboración con los países implementadores, mediante las cuales ayudará a las empresas, las organizaciones de la sociedad civil, las instituciones financieras y otros agentes para dar a conocer el modo en que los datos de los que dispone el EITI pueden respaldar el debate.

  • En primer lugar, colaborando con un grupo de países –en función de la demanda y las preferencias de las partes interesadas– en un análisis piloto dirigido a demostrar que la divulgación de información puede enriquecer los debates sobre la transición energética. Las directrices sobre presentación flexible de informes, aplicables en 2020 y 2021, aconsejan este tipo de divulgación de información con carácter experimental.

  • En segundo lugar, integrando los planes destinados a ayudar a los grupos multipartícipes a involucrarse en las cuestiones relacionadas con la transición energética, en el marco de las actividades generales de desarrollo de capacidades del EITI.

  • En tercer lugar, estudiando cómo integrar la transparencia en la transición energética a través del Estándar EITI y las directrices del EITI. Esto podría incluir un análisis detallado de las oportunidades para utilizar los datos del EITI en la exposición recogida en dichas directrices sobre la transición energética, o la puesta en común de ejemplos de análisis de datos a medida que se disponga de ellos.  Reconociendo el trabajo existente llevado a cabo por organizaciones asociadas y especializadas en este terreno, su labor se complementaría a través de la coordinación con los socios y las organizaciones de normalización que trabajan en este tema.

  • Por último, continuaremos implicando a la industria y a los inversores institucionales en debates inclusivos sobre las tendencias de la industria. De ese modo el EITI comprenderá mejor cómo puede afectar la transición energética a la transparencia del sector extractivo y la forma en que el EITI puede contribuir a ella.

A partir de este trabajo y de otros análisis cabe extraer la conclusión de que existen oportunidades para reflejar las lecciones aprendidas en el Estándar EITI, modificándolo para garantizar que conserve su pertinencia frente a los cambios que afronta el sector. Esta opción debe permanecer sobre la mesa en el período previo a la Conferencia Global EITI prevista para 2022. Será fundamental mantener un estrecho contacto con los países implementadores que defienden el proceso del EITI.

Espero con gran interés trabajar con el Consejo del EITI, el Secretariado Internacional, los países implementadores, las empresas que respaldan el EITI y las organizaciones de la sociedad civil en las cuatro áreas de trabajo identificadas. De ese modo, creo que contribuiremos a una gobernanza transparente y responsable del sector extractivo, que desempeñará el papel que le corresponde para garantizar un futuro sostenible para todos.