Desde su creación en 2011, la Alianza para el Gobierno Abierto (OGP, por sus siglas en inglés) ha promovido eficazmente reformas para el gobierno abierto en 78 países. De estos países, 30 implementan el EITI. La OGP ha alcanzado muchos logros durante la última década, gran parte de los cuales son compartidos con el EITI a través de compromisos de planes de acción nacionales.
Una encuesta de la OGP realizada en 2019 identificó un potencial significativo para fortalecer las complementariedades en los países que son miembros tanto de la OGP como del EITI. Asimismo, reflejó que los países del EITI están utilizando la OGP para acelerar o trascender la implementación del Estándar EITI. Uno de cada cuatro compromisos relacionados con el sector extractivo de los planes de acción de la OGP tiene el potencial de lograr un gran impacto; esto representa un nivel de ambición mayor en comparación con otros sectores. A medida que la OGP entra en su segunda década y el EITI en su tercera, la cuestión es cómo aprovechar al máximo este potencial.
El contexto de gobierno abierto y de iniciativas en pos de la transparencia ha cambiado considerablemente durante los últimos diez años. En todo el mundo se han reafirmado formas autoritarias de gobierno, lo cual supone una amenaza para el espacio cívico y socava el progreso en las reformas de gobernanza. Los violentos derrocamientos de gobiernos civiles en Myanmar y el Afganistán son recordatorios de lo difícil que puede ser avanzar en materia de transparencia en Estados frágiles. Por otra parte, la pandemia de COVID-19 ha exigido a los gobiernos que dirijan su atención hacia la recuperación económica y la creación de empleo y se alejen de la transparencia y la apertura.
Sin embargo, pese a estos reveses, se divisa luz en el futuro de la transparencia. Las democracias siguen desempeñando un papel de liderazgo en la promoción de reformas en la OGP, y los avances en la transparencia del sector extractivo siguen motivando a cada vez más países a unirse al EITI.
Transición climática y energética
El Consejo EITI adoptó un conjunto de prioridades estratégicas para 2021-2022 que contribuyen a identificar esferas para fortalecer la complementariedad con la OGP. En concreto, el EITI está centrando su atención en la transición energética para ayudar a los países a planificar vías hacia un futuro con bajas emisiones de carbono. Esto implica facultar a los países que dependen de combustibles fósiles para que utilicen los datos del EITI a fin de considerar las compensaciones y las implicaciones fiscales de la reducción de la demanda de combustibles fósiles. Existen peticiones a fin de que el EITI desempeñe un papel en el apoyo a la gobernanza, en la producción de minerales energéticos y, más ampliamente, en el sector energético. En este momento la OGP presta más atención a las reformas para el gobierno abierto que ayudan a mitigar los peores efectos del cambio climático, por ejemplo, estimulando el debate público en torno a los subsidios que reciben los combustibles fósiles como compromiso de los planes de acción nacionales.
Combatir la corrupción
La lucha contra la corrupción es la segunda prioridad estratégica del EITI. Los requisitos del EITI acerca de los beneficiarios reales y la divulgación de contratos pueden permitir a los países que forman parte del EITI intensificar el progreso en la lucha contra el riesgo de corrupción. La encuesta realizada por la OGP en 2019 reveló que la mayor parte de los progresos conseguidos hasta la fecha habían sido en relación con la transparencia de los beneficiarios reales y la transparencia contractual en el sector extractivo. Actualmente, 13 planes de acción nacionales de la OGP consagran estos compromisos.
El reciente proyecto Opening Extractives —organizado por el EITI y Open Ownership— aspira a afianzar las reformas sobre beneficiarios reales en el sector extractivo a través de un enfoque intensivo de fomento de la capacidad y aprendizaje. Los nueve países que se han comprometido con el programa hasta la fecha son miembros tanto del EITI como de la OGP. Opening Extractives ofrece, por lo tanto, un enorme potencial para ampliar la ambición conjunta en lo que respecta a la transparencia de los beneficiarios reales. Asimismo, fijar los compromisos sobre la transparencia de los beneficiarios reales en los planes de acción nacionales de la OGP serviría para imprimir un mayor impulso político en torno a estas reformas, al igual que lo haría el hecho de que los países del EITI se adhirieran al Grupo de Liderazgo sobre Transparencia de Beneficiarios Finales como complemento de la labor que realiza Opening Extractives.
Como demostración de la relevancia política de esta agenda compartida, la declaración del G7 publicada el mes pasado enfatiza la importancia de la transparencia de los beneficiarios reales en toda la cadena de suministro para contribuir a mitigar los riesgos de corrupción.
Además, existe el potencial de aprovechar el impulso en torno a la transparencia contractual. En 2019 hubo 16 compromisos relacionados con contratos del sector extractivo en 11 países de la OGP, muchos de los cuales eran también países implementadores del EITI. A partir de enero de 2021, los países que implementen el Estándar EITI están obligados a publicar tanto los contratos nuevos como los contratos modificados. Y, dado que los contratos abiertos se están convirtiendo cada vez más en la norma del sector extractivo, este requisito ofrece margen para que los gobiernos sigan adelante con sus esfuerzos de lucha contra la corrupción.
Apuesta por la digitalización
Los datos abiertos como norma son intrínsecos al objetivo de la OGP y el EITI de fomentar la transparencia para promover la buena gobernanza y, de hecho, es uno de los seis cambios estratégicos del EITI. Actualmente, la mayoría de los planes de acción de la OGP incorporan un elemento digital para obtener opiniones sobre los servicios públicos y mejorar la toma de decisiones. Hay 23 miembros de la OGP que han expresado 39 compromisos centrados en el sector extractivo que guardan relación específicamente con iniciativas de datos abiertos. Aproximadamente una cuarta parte de los datos requeridos por el EITI ahora se divulgan a través de fuentes en línea de gobiernos y empresas. Tanto la OGP como el EITI destacan el uso de datos a fin de contribuir al debate público y definir la toma de decisiones. Sin embargo, la existencia de datos no garantiza la transparencia y la rendición de cuentas a menos que se realicen esfuerzos activos para promover un mayor acceso y una mayor aceptación. La oportunidad reside en ampliar el acceso a los datos de modo que ya no se limite a expertos en políticas y especialistas en datos, y en el uso innovador de plataformas de datos y de la tecnología móvil.
Proteger el espacio cívico
La creciente tendencia hacia formas autoritarias de gobierno es una realidad tanto para el EITI como para la OGP. La democracia como tal no es un requisito previo para ser miembro del EITI; la adhesión depende, en cambio, del compromiso político con las reformas de transparencia. La OGP es más explícita en sus criterios de adhesión al exigir que los países demuestren la observancia de las normas democráticas. No obstante, ambas iniciativas comparten un compromiso común de protección del espacio cívico, ya que este es necesario para defender la libertad de expresión y asociación y facilitar la participación pública. La participación de la sociedad civil es fundamental para la gobernanza de múltiples partes interesadas de ambas organizaciones. La ausencia de espacio cívico perjudica el alcance que tiene el uso de los datos abiertos para promover la rendición de cuentas. Una mayor armonización de los esfuerzos para proteger el espacio cívico en los países por parte de ambas iniciativas puede funcionar como bastión ante la injerencia política en las libertades fundamentales. Las redes de la sociedad civil pueden contrarrestar las amenazas a la libertad de expresión mediante el Protocolo de Respuesta Rápida de la OGP y el Mecanismo de Respuesta Rápida del EITI. Sin embargo, no es algo que puedan hacer por sí mismas. Necesitan el apoyo de reformistas del gobierno para tener una voz e influencia activas.
De cara al futuro
Si bien existen oportunidades a corto plazo para promover objetivos estratégicos compartidos a fin de avanzar en lo que se refiere a la transparencia y la rendición de cuentas, como la Cumbre por la Democracia que organizan los Estados Unidos y la Cumbre de la OGP, las diferencias entre los mandatos de las dos organizaciones ofrecen oportunidades a más largo plazo que les permiten aprender la una de la otra. El grupo representado del sector privado en el EITI constituye una parte fundamental de su estructura de gobernanza de múltiples partes interesadas, con cada vez más oportunidades para fortalecer la rendición de cuentas corporativa a través de la participación en el proceso EITI. Hasta ahora, el proceso de la OGP no ha prestado especial atención a la participación del sector privado en la mayoría de países miembros pero, aprovechando las lecciones de la experiencia del EITI, podría tener la ocasión de ampliar su alcance e influencia.
A su vez, la meta de la OGP de promover una visión participativa e inclusiva de la democracia ofrece una interesante perspectiva al EITI, especialmente en lo que respecta a los Estados frágiles. Las democracias consolidadas son más resilientes a los retrocesos autoritarios y más proclives a las reformas de la gobernanza, lo cual es especialmente notable en un momento en que los gobiernos electos han demostrado ser vulnerables a golpes militares y derrocamientos violentos. Un mayor énfasis en el fortalecimiento de las instituciones y la protección del espacio cívico en los países del EITI ayudaría a reforzar dicha resiliencia.
Crédito de la foto: Open Government Partnership