Todo el mundo está de acuerdo en que medir el impacto de la EITI es esencial y que hacerlo correctamente es notablemente difícil
La pandemia de COVID-19 y la consiguiente recesión económica constituyen una conmoción mundial sin precedentes. Ha desafiado a quienes trabajan en el desarrollo para que redoblen sus esfuerzos por promover la justicia social, la igualdad y la sostenibilidad. En el transcurso de la crisis, el objetivo del EITI ha sido contribuir de forma segura a las iniciativas mundiales y nacionales para responder a la pandemia, manteniendo al mismo tiempo la transparencia, la rendición de cuentas y el diálogo entre los multipartícipes. Este fue el telón de fondo de la reunión del Consejo del EITI a mediados de junio, donde la atención se centró una vez más en la medición del impacto del EITI.
Existe un acuerdo en la comunidad del EITI de que es esencial comprender, en términos concretos, la forma en que el EITI marca la diferencia para atraer y retener el apoyo de las partes interesadas. Al mismo tiempo, también se reconoce que medir el impacto de manera precisa y consistente es extremadamente difícil.
El EITI también ha sido objeto de numerosas evaluaciones independientes y proyectos de investigación. Una revisión de 50 de esas evaluaciones concluyó que el EITI había logrado “difundir la norma de transparencia, establecer el Estándar EITI e institucionalizar las prácticas de transparencia”. Sin embargo, también identificó una falta de pruebas que vincularan la adopción del EITI con los resultados en materia de desarrollo.
Relacionar los distintos enfoques
En la comunidad del desarrollo, el patrón de referencia de la evaluación del impacto ha sido elaborar una clara “teoría del cambio”, que se utiliza para evaluar el impacto de las intervenciones comparando los resultados reales con los posibles resultados de la no intervención. En las evaluaciones del impacto del EITI se han adoptado diversos enfoques. Algunas se han centrado específicamente en el impacto del EITI en la corrupción. Otras han adoptado una perspectiva más abierta, tratando de medir el impacto en un conjunto más amplio de indicadores de gobernanza.
Estos enfoques divergentes ponen de relieve un desafío fundamental: las partes interesadas del EITI perciben de manera diferente los objetivos y el impacto previsto del EITI. Para algunos, el EITI tiene que ver con la prevención de conflictos, para otros tiene que ver con el crecimiento económico y la inversión, la ampliación del espacio democrático o la mejora de la rendición de cuentas del Gobierno y los beneficios para la comunidad. Otras perspectivas hacen referencia a objetivos menos tangibles, como la mejora de la reputación y la confianza. Aunque existe un objetivo ampliamente compartido de reducir los riesgos de corrupción, las opiniones divergen en cuanto a cuáles deben ser las prioridades.
El EITI se aplica en entornos nacionales complejos y se espera obtener resultados a largo plazo. Hay también muchos otros factores en juego que influyen en el éxito de la aplicación del EITI. En el enfoque del EITI para la evaluación del impacto es necesario tener en cuenta la diversidad de las circunstancias de los países implementadores y las expectativas divergentes (y a veces conflictivas) de las diferentes partes interesadas.
Ponerse a prueba
El Consejo del EITI ha trabajado durante muchos años para encontrar la fórmula adecuada para el monitoreo y la evaluación, tanto a nivel nacional como mundial. Pero, con la reciente introducción del Estándar EITI 2019, era el momento adecuado para encargar una investigación que actualizara nuestra base de conocimientos y encauzara el debate y las acciones futuras.
El informe resultante comienza con un examen de las mejores prácticas en otras iniciativas de multipartícipes. Ofrece cuatro importantes conclusiones de esta investigación.
La mayoría de las organizaciones consideran que la medición de los resultados clave proporciona un valor mayor que la medición de los impactos socioeconómicos a largo plazo. Es mejor dejar la evaluación del impacto a la investigación independiente.
Se está avanzando hacia marcos de medición y evaluación “centrados en el usuario”. Esto significa que estos marcos se orientan cada vez más hacia la evaluación y el mejoramiento continuos.
La diversidad y copropiedad nacional en lo relativo a la implementación del EITI es única en el espacio de transparencia de los multipartícipes. No se puede suponer que las mejores prácticas de otras organizaciones sean las mejores prácticas para el EITI.
Existe una oportunidad de liderazgo mundial en el discurso público sobre la medición de los resultados de iniciativas complejas de multipartícipes, como el EITI.
El hecho de centrarse en las necesidades del usuario (en el enfoque “centrado en el usuario” de la medición y la evaluación descrito anteriormente) permite identificar tres categorías de necesidades de pruebas:
Pruebas para mejorar la aplicación de manera continua, comprender “lo que funciona” sobre la base de los resultados iniciales y ayudar a las partes interesadas a adaptar la aplicación a las condiciones e hipótesis cambiantes.
Pruebas que justifiquen la eficacia del EITI como plataforma para mejorar la gobernanza, demostrando a las partes interesadas nacionales e internacionales por qué el EITI es importante y merece su apoyo.
Pruebas para promover al EITI y reclutar nuevos países y empresas de apoyo.
El informe recomienda que el EITI desarrolle sistemas de medición que satisfagan estas exigencias de pruebas, promuevan el aprendizaje interno y conduzcan a una mejor comprensión de los resultados a nivel de país. Se advierte que estos últimos deberán basarse en una evaluación realista de las limitaciones que plantean los diferentes contextos nacionales en lugar de un enfoque rígido de la medición motivado por una necesidad percibida de satisfacer a las partes interesadas externas.
Ofrece una serie de sugerencias sobre cómo mejorar el enfoque del EITI. Estas incluyen el desarrollo de capacidades en los países y un mayor enfoque en el desarrollo de una cultura de aprendizaje. El informe identifica además una oportunidad para el liderazgo internacional en el discurso sobre los resultados y el impacto. Defiende una evaluación independiente del impacto del EITI basada en estos principios.
¿Y ahora qué?
Como respuesta a lo anterior, el Consejo del EITI ha acordado una serie de medidas. Tres son particularmente notables. En primer lugar, el acuerdo de revisar la orientación a los países implementadores del EITI sobre el desarrollo de planes de trabajo, la presentación de informes sobre los progresos y el establecimiento de marcos de vigilancia y evaluación. En segundo lugar, la elaboración de un marco de medición de resultados que pueda ser adaptado por los países implementadores. Por último, un acuerdo para emprender nuevos trabajos sobre la evaluación independiente del EITI. El alcance, el cronograma y los recursos se confirmarán cuando el Consejo del EITI se reúna en octubre.
El Secretariado Internacional del EITI ha creado un punto focal para la labor futura sobre estas cuestiones. El Director Técnico del EITI, Sam Bartlett, dirigirá este trabajo junto con Christina Berger, Directora Digital del EITI. Se invita a las partes interesadas del EITI que quieran seguir contribuyendo a esta labor a que se pongan en contacto con el Secretariado Internacional.